La fabricación de soldadito de plomo se inició en España a principios del siglo XIX en Barcelona en los talleres creados por emigrantes italianos que introdujeron esta industria en nuestro país. Al inicio el soldado de plomo era plano. Bacciarini en sus primeros moldes barceloneses ya manifiesta una plena madurez de estilo y es de suponer que ya en el Norte de Italia había llegado la influencia de los talleres alemanes. Las primitivas figuras de Bacciarini y del taller de Ortelli están muy vinculadas a la imagineria de esa época divulgada a través de recortables, aleluyas o grabados.
Las antiguas figuras del taller de Ortelli en gran parte grabadas por Bacciarini representaban a las tropas del rey de España Fernando VII una vez finalizada la invasión napoleónica. Especial atención merecieron las tropas de la Guardia Real
Los músicos militares fueron ampliamente representados en aquella época tanto a pie como a caballo. Las bandas de música tienen un especial atractivo por su vistosidad y variabilidad al representar soldados con diferentes instrumentos musicales y siempre han sido el complemento perfecto para las amplias formaciones.
Encontramos trompetas y tambores, bombos, instrumentos de viento y platillos así como preciosas versiones de los tambores mayores.
Lleonart competidor directo en la segunda mitad del XIX de Ortelli y famoso por su gran Procesión de Corpus también realizó bandas de música algunas de ellas de Infantería con capote o guerrera también en figuras planas, otras con esclaviza durante la Guerra de África y músicos civiles que acompañaban a la Procesión.
Se grabaron también moldes con monaguillos músicos tanto en la Procesión de Lleonart como en la de la Virgen de Montserrat de Carlo Ortelli.
A finales del siglo XIX el soldadito de plomo empezó a evolucionar buscando la representación tridimensional y empezaron a desarrollarse nuevas técnicas de grabado. Se abandonó el tradicional molde de piedra imponiéndose el de bronce mucho más resistente para dar cabida al pleno bulto. En Barcelona inició la producción una figura capital en la historia del soldado de plomo en España, Eulogio González. En las antiguas fábricas de Pascual y Millet empezó grabando moldes en 54 mm de gran calidad destacando sus escultóricos caballos extra y su artillería de montaña. Eulogio posteriormente se independizó para trabajar individualmente con la ayuda de su hija Palmira.
Paralelamente y también en Barcelona inició su actividad el taller de Baldomero Casanellas continuado después por su sobrino Capell ubicado cerca de la Sagrada Familia. Sus figuras eran 54 mm de un hermoso grabado destacando sus bandas de música y su representación de los Alabarderos de la Guardia Real que también tenían pídanos y tambores.
La participación de ambos artistas fué capital para la creación de la División Llovera a la que pertenece esta banda de Infantería en 54 mm.
Tanto Eulogio como Casanellas fabricaron figuras más pequeñas en 45 mm que tuvieron tan buena acogida que este formato se ha considerado como el más representativo del soldado de plomo español. En el catálogo La Guerra ( nombre comercial de los soldados Casanellas ) aparecen representadas bandas de música y Eulogio también las realizó con gran acierto como puede verse en esta banda a caballo perteneciente a la antigua colección Rowe.
Otro destacado fabricante barcelonés en 45 mm quien también realizó músicos fué Angel Jiménez y también destacar la producción de Agustín Teixidó en la misma ciudad Condal.
Con la irrupción breve pero magistral de Palomeque en Madrid terminó el monopolio de Barcelona. Pedro Palomeque gran entusiasta de la Historia militar, seguidor de los antiguos Álbumes del Conde de Clonard fué más allá y se propuso representar tropas predominantemente españolas de todas las épocas en 45 mm.
La casa Palomeque de la calle Arenal de Madrid era un negocio familiar dedicado a la estamperia y a la imagineria religiosa. Durante un breve período de unos diesz años sin embargo comercializó soldaditos de plomo que se creaban en un taller a las afueras de Madrid en el pueblo de Leganés. Pedro Palomeque contrató a un grabador de origen filipino para realizar los moldes. Las figuras de Palomeque tienen un diseño ingenuo pero lleno de encanto en el más puro estilo del soldadito de juguete. Muchos de los detalles que no aparecían en el grabado eran añadidos con la cuidada decoración resultando un acabado fenomenal. Así mismo se utilizaba una aleación blanda con gran proporción de plomo para modelar las figuras adoptando variadas posturas. El taller de Palomeque era muy hábil en el montado y soldadura de las piezas añadiendo accesorios y múltiples tranformaciones.
En la imagen una banda de música militar con su caja original de este período realizada por Palomeque.
La historia del taller de Palomeque finalizó abrupta mente al iniciarse la guerra civil y hoy en día son una de las piezas más deseadas por los coleccionistas.
Pese a su breve trayectoria en el taller de Palomeque se formaron algunos personajes que cogerían el testigo de la escuela madrileña.
Durante la posguerra y en Madrid apareció otro fabricante cuya influencia fué decisiva en nuestra historia. Se trata de Joaquín Vázquez " Sánquez". Proveniente de una familia de antiguos grabadores de figuras ( su padre había trabajado por encargo para CBG Mignot grabando muchas de las figuras de los Plat d étain , inició su producción grabando una deliciosa serie de la Historia militar de España 30 mm en figuras planas decoradas magníficamente. Pero lo que realmente le proporcionaría prestigio y renombre fueros sus piezas a caballo entre el semibulto y la figura corpórea en 50 mm en actitud de desfile y pintadas delicadamente con pinturas mate. Fué tal el éxito de estas figuras que fueron imitadas con menor acierto por otros fabricantes como Pech Hermanos de Barcelona. Sin embargo los Sánquez originales no se prestan a confusión como estas piezas de su banda de música
Otro destacado fabricante de los 45 mm madrileño fué Julio Castresana quién a partir de los moldes de Jiménez sumado a otros de creación propia realizó una producción amplísima y trabajó por encargo para destacados coleccionistas como Soler, Anglada o Martin González.
En los años cincuenta con la creación de la Agrupación de miniaturistas militares de España tomó un gran impulso el miniaturismo militar. Uno de los personajes más decisivos en ese momento fué Almirall cuya producción fué inmensa principalmente en 54 mm realizando figuras con gran rigor histórico de todas las épocas y países.
Otros fabricantes destacados de esa época fueron los Gutiérrez de Madrid padre e hijo, Vicente Juliá, Jesús Pérez Arias de Barcelona, y los valencianos Mallol y Comes, entre otros.
Todos ellos crearon formaciones con bandas de música.
Con la llegada del plástico fueron pocos los fabricantes que realizaron bandas de música. Si exceptuamos los trompetas y tambores monumentales de Colom Baste, las bandas de música de Mariano Sotorres, los músicos circenses de Jecsan y algunos militares músicos de Aster poca cosa más hay.
Siempre he lamentado que Agustín Teixidó que realizó esas preciosas figuras de desfile en 54 mm las cuales además llevan brazos intercambiables no realizase la banda de música. Hubiera sido tan sencillo como crear un molde con los diferentes brazos para cada instrumento y montarlos en el soldado tipo.
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