El universo Palomeque abarcó todas las épocas de la Historia militar de España. Siguiendo rigurosamente una cronología desde las antiguas tropas medievales hasta los soldados de Alfonso XIII.Las Guerras carlistas fueron ampliamente tratadas en su catálogo en donde destaca uno de sus célebres escaparates de la Calle del Arenal con su deliciosa versión del Abrazo de Vergara.
Esta figura de un oficial a caballo es un gran ejemplo de la enorme calidad de la producción de Palomeque. El carácter no está reñido con la sencillez, ni la economía de recursos con la monumental solemnidad de estos soldados de plomo. Este caballo en 45 mm es posiblemente la mejor versión de caballo parado en formación de toda la producción española.Supera ampliamente a las versiones de Casanellas en 45 mm. Con una elegancia de lineas insuperable y dotado de una gran plasticidad; este, aparentemente ingenuo caballo, tiene el aspecto de las mejores esculturas de la Antigüedad.
Toda esta eficacia en la síntesis de los volúmenes se ve realzada por una pintura sobria y elegante.El azul turquí es profundamente intenso y el carmín de la boina y bocamangas está en su tono justo.El caballo está pintado con las clásicas salpicaduras de este fabricante para dar textura a la piel de los ejemplares tordos.Por si fuera poco el tiempo juega a favor de estas piezas bien conservadas proporcionándole una pátina que no hace más que realzar su enorme encanto.La decoración es además valiente y atrevida sin temor a los grandes contrastes como puede apreciarse en las bridas de negro puro sobre blanco en la cabeza del animal.
Después de disfrutar de este tipo de piezas antiguas uno se pregunta si realmente el secreto de los buenos soldados de plomo radica en la insistente búsqueda del detalle hiperealista tan en boga en los últimos años.
Colección José M. Sanz Hermida.