A pesar del número relativamente reducido de fabricantes de soldaditos españoles en 45 mm del período que podríamos denominar " clásico", fué tan grande la producción y la variabilidad de los uniformes representados que a veces se hace necesario clarificar determinados aspectos para evitar confusiones entre las diferentes piezas.
El asunto que hoy nos ocupa es especificar las diferencias entre dos lanceros de dos de los más importantes fabricantes barceloneses de principios del siglo pasado. Nos referimos a Agustín Texidó y a Baldomero Casanellas.
En la foto un lancero fabricado por Texidó en 45 mm. Nótese el característico caballo de esta firma muy utilizado para los desfiles de caballeria y los oficiales de Infanteria , aunque también esporádicamente se usó en los tiros de artilleria . Se trata de un hermoso caballo muy expresivo y escasamente corpóreo , casi semiplano. Las monturas de los soldados pueden ayudar a la identificación aunque este aspecto no es muy fiable dado que generalmente las piezas en 45 mm son compatibles entre los diferentes fabricantes y es habitual que encontremos figuras de un determinado taller con un caballo de otro o viceversa. En este caso concreto coincidían ambas ya que tanto el jinete como el caballo pertenecían a A. Texidó.
En la siguiente fotografia aparece un lancero ( lamentablemente sin la lanza ) de Casanellas a la izquierda de la imagen y la figura anterior de Texidó a la derecha. Fijémonos en la calidad muy superior de la escultura en la pieza de Casanellas . La cabeza del lancero perfectamente modelada con la característica perilla y el tronco erguido en una perfecta actitud junto a una gran delicadeza en el modelado de los accesorios. El caballo es el habitual en la serie de lanceros que aparece en el catálogo de " la Guerra". Asi mismo la decoración es también mucho más acertada en la figura de Casanellas . La sutiliza de los tonos azules del uniforme , de las carnaciones , del caballo ,... dista mucho de la calidad de su contempoáneo Agustín Texidó que pese a producir piezas de una más que aceptable calidad no consiguen alcanzar la maestría de Baldomero Casanellas.
